domingo, 2 de octubre de 2016

Argentina: Macri hace escuela con el ajuste


Los datos de la propia administración PRO dan cuenta de que la educación no es una prioridad. Los programas de atención a los sectores más vulnerables y la mejora de la enseñanza tuvieron en lo que va del año un bajísimo nivel de ejecución.

“La solución a la pobreza pasa por la generación de puestos de trabajo de calidad. Todos sabemos que eso no se logra mágicamente, se alcanza con la educación, algo central”, dijo el presidente Mauricio Macri la semana pasada al entregar el galardón “Maestros Argentinos”, un día después de anunciar un índice de pobreza del 32,4 por ciento. La realidad muestra que la prioridad discursiva del líder de Cambiemos no se refleja en la ejecución del presupuesto educativo. El año pasado se habían incorporado 150 mil jóvenes adultos a la educación formal y 29 mil se habían alfabetizado, en este primer semestre ninguno.

 En el nivel universitario las casi 20 mil becas destinadas a estudiantes de bajos recursos no se pagaron durante los primeros seis meses del año. Los datos oficiales de la Secretaría de Hacienda de la Nación dan cuenta de que las áreas destinadas a mejorar las condiciones de aprendizaje son las más postergadas. Al 30 de septiembre, se usó apenas el 10,94 por ciento de los fondos previstos para el programa de Innovación y Desarrollo de la Formación Tecnológica; el 19,16 por ciento de lo pautado para Infraestructura y Equipamiento; el 31,35 por ciento en Acciones Compensatorias y el 30,94 por ciento en Formación Docente. La fórmula del recorte combina inoperancia con ajuste en proporciones equivalentes. En los últimos tres meses del año, los tiempos del Estado tornan imposible hacer lo que no se hizo en nueve.
La información surge del Sitio del Ciudadano de la Secretaría de Hacienda de la Nación que releva mes a mes la eficiencia de cada dependencia del Ejecutivo y del informe de ejecución física financiera trimestral de la misma cartera. Educación tiene un promedio de ejecución presupuestaria del 63,98 por ciento. La media logra elevarse por el cumplimiento de lo pautado para el pago de salarios: el Fondo de Incentivo Docente se ejecutó en un 83,55 por ciento y el presupuesto de las universidades en el 69,52. El compromiso en la liquidación de haberes limita el margen de maniobra para el recorte o la dilación en el cumplimiento de lo pautado. En cambio, en todo lo que tiene que ver con políticas compensatorias y mejoramiento de las condiciones de educabilidad se hace evidente la discrecionalidad de la concepción de política educativa.

Del dicho al hecho

“Se necesita que cada uno de los niveles educativos logre sus objetivos, es decir que se invierta en capacitación docente, en herramientas tecnológicas o de didáctica, o lo que haga falta, porque la verdad es que todos los chicos pueden aprender”, suele repetir el ministro de Educación y Deportes, Esteban Bullrich. Como en otras áreas de gobierno, en Educación es notorio el contraste entre lo que se hace y lo que se declama. Hace diez días, el secretario de Gestión Educativa, Max Gulmanelli, posteó en Facebook: “Feliz Día de las Bibliotecas Populares. Los libros son fuente de inspiración. Nos hacen pensar y sentir.” Es el mismo funcionario que a principios de agosto declaró: “Visitando establecimientos de todo el país, notamos que se han repartido muchos libros, pero se ha leído poco de ese material.” Consecuencia: para 2016 se había previsto distribuir 5 millones de ejemplares pero no se compraron libros. Informaron además que se decidió no comprar más literatura para las escuelas secundarias.
En el informe periódico sobre “Presupuesto en educación: ajuste y subejecución”, el Instituto Marina Vilte de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), advirtió a principios de septiembre que “la redefinición de políticas” se está dando a través del desmantelamiento de los equipos técnicos, de los despidos masivos y del cierre de importantes planes y programas que se encontraban en ejecución: como por ejemplo, el Plan de Finalización de Estudios Secundarios (Plan Fines), y el Plan Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), así como también la discontinuidad de las obras de infraestructura escolar y de la compra y distribución gratuita de millones de libros a todas las escuelas del país”.

Cosquín: Los vecnos del barrio de Molinari preparan un corte de la ruta 38 para el sábado 8 de Octubre en reclamo de más seguridad.

 Dado que dicen que la zona esta liberada, no hay patrullas policiales en el barrio y todos los días hay hurtos y robos.....

Escribe Josefina L. Martínez historiadora de Madrid

La crisis del PSOE y la debacle de la socialdemocracia europea

El PSOE estalla y suma a la crisis de los socialdemócratas en Europa. Del hundimiento del PASOK en Grecia al fenómeno Corbyn en el Reino Unido. Crisis abismal del socioliberalismo europeo.



El Partido Socialista Obrero Español, que de “socialista” y “obrero” no tiene nada, al igual de lo que sucede en la ciudad de Cosquín (argentina) que gobierna el intendente Musso dl supuesto Partido Socialista argentino, afronta su mayor encrucijada desde 1979, cuando en un Congreso histórico la dirección logró imponer el abandono de toda referencia al marxismo, movimiento preparatorio para los años “dorados” en el poder como gestores del capitalismo español.
El artífice de aquel “giro” era el joven Felipe González, entonces con chaqueta de cuero y discursos de tribuna. El mismo que casi 40 años después, desde los despachos de los barones socialistas y las editoriales de El País, urde el “golpe de mano” para cortar la cabeza de Pedro Sánchez.
El objetivo de la jugada: apoyar mediante la abstención un gobierno del Partido Popular, como reclaman desde el establishment del IBEX35. Punto final para el papel histórico del PSOE como sostén del bipartidismo español, un rol que ya de por sí estaba muy degradado.
En estos días se define el futuro del PSOE, con la posibilidad de grandes rupturas, o, de mínima, el desencanto en cascada de gran parte de sus votantes que, según algunas encuestas, se inclinaban en un 70% por no apoyar un gobierno del PP.
Demás está decir que Sánchez no representa un proyecto político, social y económico muy diferente en lo sustancial, pero intentaba preservar al PSOE como "oposición" para evitar el hundimiento, de su partido y de sí mismo.
La crisis de los socialistas españoles agrava la hecatombe de la socialdemocracia europea, y se explica con ella.


El éxito del socioliberalismo en el poder preparó su ruina

La “edad de oro” de la socialdemocracia en el poder alcanzó su cenit desde fines de los ‘70 y durante los ‘80, llegando a sus máximos electorales en Europa a mediados de los ‘90. Pero, paradójicamente, fueron estos años “exitosos” de los partidos socialdemócratas en el poder los que forjaron su crisis actual.
Durante este período se produjo el giro neoliberal y su conversión en “socioliberalismo”, subordinados al capital financiero en el marco de la consolidación de las reglas del juego de la Unión Europea.
Felipe González fue un pionero en esta cruzada con desregulación de la economía y un proceso de “reconversión industrial” que dejó un tendal de cientos de miles de despidos. Los sucesivos gobiernos del bipartidismo PP-PSOE profundizaron esa línea.
Aunque el caso paradigmático que marcó la época fue la “Tercera vía” de Tony Blair. En palabras del intelectual anglo pakistaní Tarik Ali, el laborismo se transformó en un “thatcherismo por otros medios”. Ahondó las políticas neoliberales, en una sociedad marcada la derrota de la huelga minera y el aplastamiento de los sindicatos. Siguieron los recortes al gasto público, impuestos regresivos, desregulación sistemática y beneficios sin igual para la “City” de Londres. El nuevo laborismo de Blair fue también el partido de la guerra de Irak y la OTAN, aliado clave de Estados Unidos.
En Alemania esta política fue encabezada por el canciller Schroeder del SPD: con su “Agenda 2010” se modificaron leyes laborales para permitir la expansión de los trabajos parciales y precarios, uno de los “secretos” del “milagro alemán” de las últimas décadas. Junto con el aumento de las exportaciones alemanas y la utilización de mano de obra barata en el Este, este éxito permitió la estabilidad del gobierno de Merkel.
A fin de cuentas, los socialdemócratas de la “tercera vía” fueron la vía más eficaz para el neoliberalismo, desarmando o enfrentando a los sindicatos y a su propia base social, mientras fortalecían a una burocracia sindical adicta que cosechó –y sigue cosechando- las migajas del pastel.

Crisis económica y crisis política:  La crisis económica capitalista abierta en 2008 ha acelerado, como un líquido revelador, esa crisis profunda de la socialdemocracia europea.

El hundimiento del PASOK en Grecia tuvo tal magnitud que el término ‘pasokización’ se transformó en la definición de todos los miedos para la socialdemocracia. Especialmente en el sur de Europa, donde la crisis golpeó de forma más directa y con mayor impacto social. En España, Grecia y Portugal, la crisis de la socialdemocracia abrió espacio a la irrupción de alternativas políticas reformistas a su izquierda, como Podemos, el Bloco o Syriza.
En este último caso, sin embargo, la voracidad de la crisis se “comió” no solo al PASOK, sino que logró la asimilación de Syriza como un partido socialdemócrata más en tiempo récord. Un partido que asumió el poder con un discurso a favor de un “gobierno de izquierda”, para convertirse en un eficiente aplicador de los recortes y ajustes contra el pueblo griego que exige la Troika.
En el otro polo, el territorio de la estabilidad germana, los gobiernos de “gran coalición” ubicaron al SPD en un papel estratégico de gobierno en común con los conservadores de Ángela Merkel, responsables de apretar la soga en favor de las políticas “austeritarias” para el resto de Europa. Las últimas elecciones regionales en Berlín, aunque mantuvieron a la socialdemocracia como el partido más votado, mostraron sin embargo que su caída sostenida de los últimos años no se detiene.
Entre estos dos extremos, transcurren múltiples expresiones de la crisis. Está el caso de Austria: allí los socialdemócratas también gobiernan en gran coalición con los conservadores, pero las últimas elecciones fueron un golpe potente, ya que ninguno de los dos partidos tradicionales logró pasar a la segunda vuelta, donde emergió un candidato de la extrema derecha frente a un candidato independiente ligado a los verdes.
En el Reino Unido, en una situación política marcada por la polarización y el brexit, la crisis del laborismo se manifestó de manera completamente distinta. La emergencia del “fenómeno Corbyn” y la afiliación masiva de miles de jóvenes para apoyar su candidatura, ahondó las divisiones internas del partido entre su ala más conservadora ligada al grupo parlamentario y la nueva dirección del partido, apoyada por la base juvenil y de los sindicatos. No hubo hundimiento como en Grecia, ni la emergencia de un Podemos a su izquierda como en España: lo que se produjo fue una “podemización” del laborismo desde su interior, aumentando la tensión interna que aún no está resuelta.
Por último, la situación del Partido Socialista en Francia es significativa. El gobierno ha enfrentado un movimiento de protesta profundo contra la reforma laboral, uno de los más largos y persistentes de los últimos años. En este marco, la caída sin fin de la popularidad de Hollande, expresa la ruptura de la base social tradicional del PS con ese partido. Un proceso que avanza sin que haya emergido hasta el momento una alternativa política importante por izquierda que pueda capitalizarlo. En cambio, se mantiene el ascenso de la extrema derecha del Frente Nacional, que seguramente disputará con Sarkozy las presidenciales, en un giro a la derecha del escenario político por arriba.
En toda Europa podemos ver las consecuencias de la crisis de la socialdemocracia -y también de los conservadores- con la emergencia de nuevos fenómenos políticos por derecha y por izquierda. Aunque estos últimos, como ya se ha mostrado en Grecia, Portugal y España, buscan clonar los modelos de la socialdemocracia para ganar a su electorado, asimilando su discurso y su programa.
La crisis del PSOE, que en estos días se ha precipitado hasta poner al partido al borde del abismo, es expresión de estos movimientos profundos, la desafección entre sectores de masas con sus antiguos representantes y el descontento social con las políticas austeritarias de los últimos años. Las consecuencias de esta crisis todavía están por verse, pero está claro que serán profundas.

Programa "Petrinca y Olaen" del 27 de julio de 2016